Es más que evidente que, dentro y fuera de España, la política está cambiando y con ella todo lo que le rodea (políticos, campañas, comunicación…). Lejos han quedado las largas horas de mítines y los aburridos discursos que los candidatos protagonizaban, principalmente en campaña. Lejos, aquellas tediosas notas de prensa que saturaban los buzones de los medios de comunicación.
Partidos, candidatos y estrategas se han dado cuenta de que la comunicación política es algo más que un gabinete de prensa. Los nuevos partidos que han ido surgiendo han obligado a los ya tradicionales a cambiar su forma de comunicarse, de hacer llegar sus propuestas a los ciudadanos. Han obligado a los candidatos a pasar de la política de despacho a la política de calle. Movidos por la desafección y el cada vez mayor recelo hacia la clase política, los políticos han entendido que el ciudadano de a pie clama a gritos una política y unos gobernantes más humanizados, más cercanos, que entiendan sus preocupaciones e inquietudes.
Así, los partidos han tomado como aliados los nuevos canales de comunicación, como las redes sociales, y, al más puro estilo anglosajón, han multiplicado su presencia en los tradicionales, como la televisión. En cuanto a los primeros, queda un largo camino por recorrer. La presencia de partidos y políticos en redes sociales es, en la mayoría de los casos, eso, pura presencia, que se multiplica en campaña y que van despareciendo al finalizar las mismas. Perfiles que nacen con la misma rapidez que se esfuman. Perfiles, en algunos casos, mal gestionados y peor dinamizados. En el caso de los segundos, el político se ha precipitado vertiginosamente a las pantallas protagonizando programas, no solo de tinte político, sino cualquier espectáculo más pendiente del nivel de audiencia que de la calidad del propio programa. Para mi gusto, pocos escrúpulos y demasiada exposición mediática.
Como afirma Maria José Canel, la comunicación política no es política, pero esta no puede vivir sin aquella. Así que, más nos vale que esta nueva forma de comunicación impregne la mejor de las políticas.
* Entrevista publicada en el blog de Javier Vila